Carlos Sainz da un golpe de autoridad y logra una victoria épica en Melbourne
De «casi duda» de disputar el Gran Premio al primer cajón del podio, eso nos ha regalado Carlos Sainz en el circuito Albert Park, frenando la racha de Max Verstappen que era el único vencedor de este año pero sumaba nueve victorias consecutivas.
Charles Leclerc ocupó la segunda posición con lo que Ferrari cerraba un fin de semana para soñar. Lando Norris cerraba podio.
Aunque Verstappen tuvo problemas, no le dio ninguna ventaja al madrileño que ya tenía su posición consolidada.
El monoplaza del líder del mundial hizo un feo y él mismo lo confirmaba a su equipo por radio, «Acabo de perder el coche. Ha sido muy raro». Pocos metros después el humo alertaba de lo que vino después los frenos de la rueda trasera empezaron a arder, ante la incredulidad de todos.
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Empezó el baile de entrada al pit lane, Lewis Hamilton fue el primero, dos vueltas después Oscar Piastri y Leclerc también cambiaron también sus gomas, al compuesto duro.
Sainz calzaba el medio y no estaba degradando sus gomas, es más, iba como un tiro.
Por detrás, Alonso llevaba duros y la idea era alargar la parada, estaba rodando cómodo y manteniendo su ritmo, casi el mismo de Pérez y Norris. Pero no tuvo que apurar demasiado para entrar porque Hamilton sufría un fallo de motor y se iba largo en la curva 10, la salida del virtual safety car, le hizo ganar cinco posiciones al asturiano.
En las últimas vueltas, Fernando tuvo que volver a hacer magia, a hacer lo que sólo él sabe, que es sacar de donde no hay, intentando cerrar los huecos a Checo Pérez, que finamente le ganó la posición. Y luego le tocó defenderse de los ataques de George Russell que terminó con este contra el muro y Alonso sancionado con 20 segundos que le relegó de la sexta a la octava posición. Sabor agridulce para el español.
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